El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ha realizado una comparecencia institucional en la que ha anunciado que ha hablado con el Rey y que ha convocado un consejo de Ministros extraordinario para disolver las Cortes y celebrar elecciones anticipadas para el próximo 23 de julio.
La comparecencia extraordinaria llega después de la debacle electoral en las elecciones autonómicas y municipales del 28-M. El PSOE ha perdido los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, Extremadura, Canarias, La Rioja y el bastión histórico de Sevilla.
La derrota «sin paliativos» que ha sufrido la formación este 28-M ha sido tan dura como inesperada. Desde la dirección socialista se ha sostenido hasta el último momento que estaban «en condiciones de mantenerlo todo», pero lo cierto es que el cambio de ciclo contra el que la formación se había conjurado ha llegado a materializarse.
Los síntomas del desgaste venían percibiéndose desde hace meses. Hasta ahora y a excepción de Cataluña, el PSOE había perdido todas las elecciones autonómicas a las que se había presentado: Galicia y País Vasco, Comunidad de Madrid, Castilla y León y el duro golpe de Andalucía. Los socialistas no gobernaban en ninguno de estos feudos, por lo que la derrota no supuso alterar el statu quo. Ahora, la debacle se ha producido y el desgaste no es imputable a los candidatos, sino a la estrategia de fondo. Los socialistas no han logrado movilizar a 700.000 votantes de su espectro, lo que obliga a recalcular el recorrido tras el varapalo sufrido por la coalición.